¿SABES QUIÉN INVENTÓ EL
PESEBRE?
El pesebre lo inventó San
Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la pobreza, en la Navidad de
1223, hace muchos años ya, en el pueblecito de Greccio, en Italia.
Francisco estaba débil y
enfermo, y pensando que tal vez aquella sería su última Navidad en la tierra,
quiso celebrarla de una manera distinta y muy especial.
Un
amigo de Francisco, el señor Juan Velita, era dueño de un pequeño bosque en las montañas de Greccio, y en el bosque había una
gruta que a Francisco se le parecía mucho a la cuevita donde nació Jesús, en
los campos de Belén, y que él había conocido hacía poco en su viaje a Tierra
Santa.
Francisco habló con su
amigo, le contó su idea de hacer allí un “pesebre vivo”, y juntos lo prepararon
todo, en secreto, para que fuera una sorpresa para los habitantes del pueblo,
niños y grandes.
Entre la gente del pueblo,
Francisco y Juan escogieron algunas personas para que representaran a María, a
José, y a los pastores; les hicieron prometer que no dirían nada a nadie antes
de la Navidad, y, siguiendo el relato del Evangelio de San Lucas, prepararon la
escena del nacimiento. ¡Hasta consiguieron un hermoso bebé para que
representara a Jesús!
La noche de Navidad, cuando
todas las familias estaban reunidas en sus casas, las campanas de la iglesia
empezaron a tocar solas… ¡Tocaban y tocaban como si hubiera una
celebración especial!… Pero nadie sabía qué estaba pasando… El Párroco del
pueblo no había dicho que fuera a celebrar la Misa del Gallo… la Misa de
Medianoche….
Sorprendidos y asustados a
la vez, todos los habitantes de Greccio salieron de sus casas para ver qué
estaba sucediendo… Entonces vieron a Francisco que desde la montaña los
llamaba, y les indicaba que subieran donde él estaba.
Alumbrándose
con antorchas, porque la noche estaba muy oscura y hacía mucho frío, todos se
dirigieron al lugar indicado, y cuando llegaron quedaron tan admirados, que
cayeron de rodillas, porque estaban viendo algo que nunca habían pensado poder
ver. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos, muchos años, y se
encontraran en Belén, celebrando la primera Navidad de la historia: María tenía
a Jesús en sus brazos, y José, muy entusiasmado, conversaba con un grupo de
pastores y pastoras, que no se cansaban de admirar al niño que había acabado de
nacer…
Después, cuando todos se
calmaron, el sacerdote, que había sido cómplice de Francisco y de Juan Velita
en aquel secreto, celebró la Santa Misa, y Jesús se hizo presente en el Pan y
el Vino consagrados, como pasa siempre que se celebra una Misa en cualquier
lugar del mundo.
Terminada la Eucaristía,
Francisco, lleno de amor y de alegría, les contó a todos los presentes, con
lujo de detalles, la hermosa historia de la Navidad, y Jesús, “luz del mundo”,
llenó sus corazones de paz y de amor.
Tres años más tarde,
Francisco de Asís murió, dejándonos esta hermosa costumbre de hacer el pesebre
todos los años, que a todos nos gusta tanto.
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